
Es invierno. Estamos viviendo la época más fría del año. Las calderas de gas están a pleno rendimiento, son los meses de uso intensivo de la calefacción.
Si has llegado a esta página porque tienes un problema en tu caldera o quieres sustituir tu vieja caldera por una nueva, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Al final de la página encontrarás nuestros datos de contacto.
La caldera, qué haríamos sin ella
La caldera en esta época es casi uno más de la familia, imprescindible presencia en el hogar.
Según el combustible usado por las calderas, estas pueden ser de diversos tipos. Existen combustibles sólidos como el pellet, la leña o el carbón, líquidos como la parafina o el gasoil, y gaseosos como el gas natural, el propano o el butano. Dependiendo del combustible, las calderas funcionan de un modo u otro, pero en todos los casos producen una combustión.
Fundamentalmente una caldera consta de un quemador, que es donde se quema el combustible mezclado con el aire, y de un intercambiador donde el calor pasa al agua y se transmite a los emisores térmicos (radiadores, suelo radiante, etc.). Es el agua caliente la que forma un circuito cerrado y presurizado que se distribuye por toda la vivienda. La distribución mediante agua tiene evidentes ventajas frente a la distribución de aire caliente, la principal es el tamaño: los conductos de aire son muy grandes comparados con las tuberías, para una misma cantidad de calor transmitida. La segunda ventaja es la posibilidad de llevar agua caliente a casi cualquier parte por intrincado que sea el acceso a las habitaciones del fondo, no teniendo los inconvenientes físicos de los conductos de aire.
Calderas individuales frente a calderas colectivas
Las calderas individuales de las ciudades funcionan habitualmente con gas natural, antiguamente usaban el desaparecido gas ciudad. El acceso de las viviendas a la red de combustible se realiza mediante instalaciones generales por las calles. Cada acometida de edificio tiene que cumplir una serie de reglas. Desde la tubería general, el gas llega a cada vivienda a través de una red de pequeñas tuberías en las que es obligatorio poner un contador de gas individual que ayuda a controlar el consumo y planificar el gasto de la energía. Dentro de cada vivienda hay una caldera individual que da servicio exclusivo a los propietarios de dicha vivienda.
Las calderas colectivas son sistemas de «calefacción central». Se trata de calderas de dimensiones grandes que reparten el calor por todo el edificio a través de tuberías montantes de agua. Hay casos en que las calderas no solamente alimentan un edificio, sino varios, o incluso una urbanización entera. Lo habitual en estas calderas colectivas es que se alimenten de gasóleo, aunque muchas se han sustituido por calderas de gas o biomasa. Antiguamente las calderas colectivas eran de carbón o leña (en algunas ciudades como Madrid siguen existiendo algunas instalaciones de este tipo, aunque ya son una «rara avis» cerca a la extinción, acosadas por una normativa medioambiental cada vez más intransigente con los combustibles altamente contaminantes).
Calderas de gas: la revolución de las calderas de condensación
La clasificación de las calderas de gas individuales puede hacerse en base a varios aspectos.
La división calderas atmosféricas frente a calderas estancas ha quedado superada, puesto que las atmosféricas están prohibidas. Las atmosféricas tomaban el aire de la estancia donde se encontraban, con el riesgo que ello suponía. Las estancas toman el aire del exterior, ya sea mediante un segundo tubo o mediante una chimenea doble de tubos concéntricos, donde uno sirve para expulsar los humos y el otro toma aire de la calle.
Dentro de las calderas de gas estancas podemos distinguir dos grupos fundamentales:
- Calderas de condensación.
- Caderas de Bajo Nox.
Las calderas a gas de condensación son tremendamente eficientes ya que aprovechan la energía de condensación del vapor de agua de los humos: los gases, natural, propano y butano, no generan azufre en su combustión como el gasoil, sino gran cantidad de vapor de agua. Este vapor de agua que se genera no se tira a la calle, se hace pasar por el serpentín de agua y se vuelve a meter en el sistema al condensarse, consiguiendo reducir el coste energético.

Según la normativa de 1 de Marzo de 2010 del nuevo Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE), hay que optar por la utilización de generadores de calor más eficientes y que sean menos contaminantes, como las calderas de condensación. A partir de septiembre de 2015 la instalación de este tipo de calderas fue obligatoria. En el caso de las calderas de gas, en la normativa de 2015 desaparecieron la caldera estanca y la de Bajo NOX (la atmosférica ya estaba prohibida para viviendas). A partir de entonces solo se pueden fabricar calderas de condensación debido a su alto rendimiento, su bajo consumo y las bajas emisiones de CO2 y NOX que producen.
¿Esto significa que si NO tengo una caldera a gas de condensación tengo que cambiarla?
NO, no hace falta cambiarla si funciona correctamente y pasa las revisiones periódicas. Cuando deje de funcionar y no supere las revisiones pertinentes te obligarán a poner una caldera de condensación.
En Alpino Clima trabajamos con las mejores marcas del mercado en todo tipo de calderas. No dudes en ponerte en contacto con nosotros si necesitas información sobre la sustitución de tu caldera por una caldera mucho más eficiente que sea de condensación, así puedes conseguir reducir tu consumo de gas natural hasta en un 30%.
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