
Quizás estés pensando en instalar calefacción de biomasa en tu vivienda, eliminar la vieja caldera de gasoil o propano y poner una caldera de pellets, leña, astilla, hueso de aceituna, cáscara de almendra… Y te preguntas si es un sistema eficiente y sostenible. En este artículo del blog intentamos resolverte las dudas.
Calefacción de biomasa: balance CO2 neutro
Instalar calefacción de biomasa es sostenible porque la combustión de la biomasa produce un balance neutro en la emisión de CO2 o dióxido de carbono.
La biomasa es un combustible de origen vegetal. Aunque al quemar biomasa producimos dióxido de carbono, esta emisión se considera neutra porque queda compensada con el CO2 absorbido durante la vida vegetal del residuo que estamos quemando.
La calefacción de biomasa crea puestos de empleo locales y evita la deslocalización de nuestra industria
La biomasa también es beneficiosa desde el punto de vista económico: la producción de pellet permite generar empleo en áreas rurales, cercanas a bosques y aserraderos. Casi toda la biomasa que se quema en España procede de nuestro propio territorio.
La biomasa también contribuye al cuidado y mantenimiento de los montes y bosques de nuestro país: de la limpieza y el talado forestal se pueden obtener muchos recursos, al tiempo que se evitan incendios. Se podría reducir más de un 50% la superficie quemada accidentalmente en nuestros bosques y montañas si ubicásemos factorías de extracción de biomasa en áreas de alto riesgo de incendio.
Los retos de la biomasa
La biomasa puede ser realmente interesante para viviendas rurales, casas de campo, adosados o dúplex con posibilidad de instalar salidas de humos, y casas unifamiliares de pueblos y ciudades de pequeño tamaño, pero ¿puede ampliarse el uso de la biomasa a las grandes ciudades?
Se debe valorar cómo afecta la quema masiva de biomasa en las ciudades donde existen graves problemas de contaminación. Hay ciudades de Sudamérica con altos niveles de partículas finas en suspensión debido al uso masivo de leña como combustible de calefacción. El reto pasa por instalar filtros de partículas que eviten la emisión de estos contaminantes al medio ambiente.
Futuro de la biomasa cuando termine la transición desde el carbón
Cuando se apostó por la biomasa, en un primer momento, fue porque había una fuerte dependencia del carbón en Occidente. La transición de carbón a biomasa era sencilla y los gobiernos pensaron que era la mejor manera de ir descarbonizando nuestra producción energética. La transición era sencilla por las características similares de ambos tipos de instalaciones (ambas utilizan combustibles sólidos). De hecho, las instalaciones de carbón pueden fácilmente adaptarse a biomasa, como es el caso de las calderas de carbón. El reto de la biomasa será sobrevivir a esta transición frente a energías en auge, como la solar fotovoltaica, que permiten utilizar instalaciones térmicas domésticas basadas en equipos eléctricos.
Aunque el futuro a día de hoy parece apuntar hacia la instalación de captadores solares fotovoltaicos y bombas de calor, la fuerte inversión que supone todavía hace difícil una expansión masiva en nuestro país, siendo más rentable en muchos casos instalar pequeños generadores de biomasa, como estufas de pellets o hueso, para calentar los hogares, que apostar por instalaciones de difícil amortización. Pero en el futuro la democratización de las instalaciones solares fotovoltaicas podría suponer un reto serio para la supervivencia de la biomasa como fuente de calor en nuestros hogares.